jueves, 8 de mayo de 2014

Crónica del equipo dos en la ruta mixta 4x4 y motos trail por Portugal. Camino del reencuentro...

Dos caminos pero un mismo destino. Ruta por carretera a Nazaré al encuentro del equipo uno.

Debido a causas ajenas a nuestra voluntad, dos de nosotros tuvimos que salir en moto (piloto/acompañante) el domingo de Madrid con destino a Nazaré en Portugal, donde nos encontraríamos con el resto del equipo.




Etapa 1: Hacia tierras extremeñas.
Salimos de Madrid temprano en un día plenamente primaveral, la temperatura era muy agradable, perfecta para un viaje en moto. Salimos de la urbe y ya empezamos a disfrutar en cuanto cogimos la M-505 con dirección a San Lorenzo de El Escorial. En este tramo y subiendo el puerto de la cruz verde había bastante tráfico de coches, motos y bicicletas, como suele ser habitual, así que aunque disfrutamos del asfalto y el paisaje tan verde como está ahora la sierra de Madrid, se hizo un poco pesado, pero sabíamos que era cuestión de tiempo, o mejor dicho, de kilómetros. Así fue, empezamos a disfrutar mejor la carretera y el entorno cuando el tráfico comenzó a disiparse una vez que nos dirigíamos a la provincia de Ávila. Paramos a desayunar unas riquísimas tostadas con salmorejo (nos encantó la idea) en Navas del Marqués y continuamos nuestro viaje.

Con las pilas cargadas pusimos rumbo a Ávila por la CL-505. Al ir subiendo de altitud, a la altura del parque eólico, comenzó a bajar un poco la temperatura, pero totalmente soportable. La entrada a Ávila al ser una recta inmensa y al haber un poco de tráfico fue más monótona, pero viajando en moto, todo se ve distinto, esa es la grandeza de los viajes en moto. Una de las cosas que nos gusta de Ávila, y son unas cuantas, es que para coger cualquier carretera, hay que atravesarla, y al ser pequeña y tener que pasar por la muralla, siempre es muy gratificante.

Afrontamos la última parte de la ruta del primer día por la N-110 que nos llevaría hasta Plasencia, no sin antes, hacer una parada para recuperar fuerzas en El Barco de Ávila. Llegar un Domingo de Ramos a la hora del aperitivo tiene sus inconvenientes y tuvimos que dar bastanes vueltas para llegar a la plaza Mayor donde tomamos unas tapitas de la tierra. Tenemos que confesar que no llegamos sin incidentes, en una de las vueltas a muy baja velocidad decidimos cambiar de dirección y nos fuimos al suelo, la única consecuencia fue la vergüenza de levantar la moto casi en una de las plazas principales.

Continuamos por la N-110, ya para adentrarnos en la parte oeste de la Sierra de Gredos hasta que llegamos al famosísimo puerto de Tornavacas. Era evidente que un domingo, día primaveral y puerto de Tornavacas es una trilogía que asegura cientos de motos rodando el asfalto. Así fue, nos encontramos una verdadera parrilla de motos en el puerto hasta llegar al pueblo de Jerte, pero no nos importó lo más mínimo ya que tuvimos la grandísima suerte de contemplar el espectáculo del valle del Jerte en flor, un verdadero manto blanco que invitaba al deleite.

Aunque quedaban apenas unos 40 km para llegar a Plasencia, no quisimos arriesgar a que se nos hiciese tarde para comer, así que decidimos parar a comer en una terracita en Jerte. Como había que esperar la mesa en la terraza, nos tomamos unas cervezas para hacer tiempo pero mereció la pena. Unas migas jerteñas y una torta del casar fueron la recompensa perfecta.


Después de comer llegamos directamente a Plasencia con mucha tranquilidad a nuestro hotel. Cansados pero emocionados, dejamos los bártulos, recorrimos las callejuelas del casco antiguo de la ciudad, disfrutamos de un buen ribera del guadiana y cenamos ligerito en la Plaza Mayor para irnos pronto a la cama que la jornada del día siguiente prometía y mucho.




Etapa 2: El reencuentro.
Salimos muy temprano, con apenas un café, y pusimos rumbo a Pozuelo de Zarzón, para hacer ruta por la Sierra de Gata. Continuamos hasta Hoyos e hicimos una paradita para desayunar algo más consistente en Valverde del Fresno. Todo este tramo fue impresionante. Al ser lunes la soledad de la carretera era total, perfectamente asfaltada y peraltada, con el paisaje de las dehesas extremeñas completamente verdes, los olivares y como telón de fondo la Sierra de Gata. ¡despertadnos que aún seguimos soñando con esa estampa!. Desde Valverde del Fresno hasta Penamacor, ya en Portugal, no fue menos espectacular. Fue un paso precioso, de los más bonitos de España a Portugal, dejando al norte la Serra de Malcata.


Continuamos nuestro camino hacia Tortosendo, donde íbamos viendo cada vez más cerca las cumbres nevadas de nuestra queridísima Serra de Estrela. Aunque ya habíamos estado ruteando por la Serra de Estrela, esta vez cogimos la carretera más al sur que bordea esta magnífica sierra. Es una zona más baja al principio, con muchísimo pinar y pequeñas poblaciones, pero poco a poco, se asciende en altura, y fuimos bordeando esas montañas cada vez más rocosas y esa carretera sinuosa pero muy bien asfaltada. Paramos a tomar unas cervezas en una pequeña e inhóspita aldea, ya llevábamos unos cuantos kilómetros y el copiloto adolecía sus rodillas. Empezó a hacer un calor que ya nos hizo expulsar las primeras gotas de sudor de toda la jornada pero lo paliamos con las cervecitas y el verde frondoso que teníamos frente a nuestra modesta mesita en la mini-terraza.


Tuvimos que hacer todavía unos kilómetros más para salir de la Serra de Estrela y continuar hacia Penacova, ya cerca de Coimbra. A estas alturas decidimos parar a comer en algún sitio que nos pillara de paso y no perder tiempo en adentrarnos en ninguna población, y así lo hicimos. Cuando estábamos tomando el café vimos que se acercaban unas nubes un poco sospechosas, así que decidimos disfrazarnos de agua por si acaso. Dicho y hecho, a los pocos kilómetros en un tramo de apenas 40 km, nos empezó a granizar. Era una zona semimontañosa muy verde ya pasado Coímbra. Menos mal que no fueron demasiados kilómetros. Cuando nos acercamos a Leiria, llamamos al resto del equipo para saber de ellos y ver cómo quedaríamos en Nazaré.


La ruta terminó por la carretera infame que va a Lisboa, una recta interminable siempre llena de camiones, pero ya eran los últimos 40 km que faltaban para llegar a Nazaré. Finalmente entramos en Nazaré, bajando hasta la misma playa. Esto ya era otra cosa. Llegamos a nuestra meta, con una playa preciosa, llena de vida, junto al acantilado de uno de los extremos de la playa. Allí esperamos en una terracita tomando una gélida Super Bock, hasta que vimos a lo lejos aparecer a las dos motos y el patrol arrasar la estrecha carretera de la playa. ¡qué gran encuentro!.

No hay comentarios:

Publicar un comentario