jueves, 13 de marzo de 2014

Ruta en moto de los 4 valles. Tietar - Vera - Jerte - Ambroz


Crónica de la ruta en moto por carretera de Madrid a Hervás, pasando por el valle del Tietar, puerto de Mijares, Candeleda, valle de la Vera, Garganta la olla, valle del Jerte, puerto de Honduras y valle del Ambroz.

¡Qué ganas teníamos de volver a ver el sol!. Decidimos sin dudar hacer una preciosa ruta por la sierra de Gredos y los valles extremeños del norte de Cáceres. Una ruta perfecta para un fin de semana. Salimos de Madrid temprano y nos reunimos todas las motos en una gasolinera de la M-501 excepto un coche que saldría algo más tarde y quedaría con nosotros directamente en Candeleda, provincia de Ávila. La ruta que seguimos es la que ponemos a continuación. Enlace de la ruta


Sin más preámbulos continuamos desde la gasolinera por la M-501, que como suele ser habitual un sábado por la mañana y con el fin de semana primaveral que se esperaba, había muchísimo tráfico, pero bueno, con un poco de paciencia y en moto, se hace todo más llevadero. Como también era de esperar el tráfico se disipó una vez que llegamos a San Martín de Valdeiglesias, donde mucha gente se queda en el pantano de San Juan a pasar el día. Nosotros continuamos la M-501 por el valle del Tietar pasando por todos los pueblos, con una circulación de lo más normal. Una vez que pasamos Piedralaves abandonamos la M-501 cogiendo el desvío de Casavieja para subir el puerto de Mijares, ya había ganas de coger unas curvas de verdad con este fantástico día y sin ningún vehículo que interrumpiera el ritmo. Una vez que subimos el puerto decidimos hacer una paradita en Gavilanes, tomar una cerveza fresca en una terraza (que la ocasión lo merecía) y disfrutar de la tranquilidad del pueblo un sábado por la mañana a la hora del vermut.

Continuamos nuestra ruta hacia San Esteban del Valle serpenteando por las comarcales AV-922 y AV-913. Fue increíble rodar por esas carreteras, con la sierra de Gredos teñida aún de blanco de fondo y la única presencia de nuestras 5 motos.



 Después de disfrutar como chiquillos los estómagos nos daban el aviso pertinente de su necesidad vital. Así que hicimos unos cuantos kilómetros más con nuestros hocicos en alerta y como no podía ser de otra forma nos saltó la luz de "warning" en un restaurante que tenía una magnífica terraza en Mombeltrán. Nos tomamos nuestras ansiadas cervezas y comimos unas migas de pastor, ensalada y un chuletón abulense (como no podía ser de otra forma) aunque alguna hizo trampas y eligió un solomillo de ternera que para qué vamos a mentir ¡estaba espectacular!.



Después de hacer una necesaria sobremesa charlando, tomando café y un licorcito para bajar la comida, tuvimos noticias del coche que salió de Madrid más tarde que nosotros. Era obvio que nuestra sobremesa había sido más larga, ya que estaban a punto de llegar a Candeleda, así que decidimos seguir nuestro rumbo hacia Guisando. Esta parte del tramo también fue muy divertida, fue más sombría ya que nos metimos en una zona boscosa. Como hizo un día espléndido en muchas curvas la visualización no era muy buena por los reflejos del sol, pero la verdad es que fue divertidísima. Justo lo que necesitábamos para despertarnos un poco después de comer. Una vez que salimos de Guisando ya fue todo muy relajado hasta llegar a Candeleda, donde nos juntamos con el coche y dejamos las motos junto a nuestro hostal rural en el casco antiguo.


Después de subir los bártulos, decidimos salir a tomarnos unas cañas y unas raciones para las que venían en el coche, ya que habían ingerido sólo un bocadillo y ya necesitaban meter algo en el estómago. Ya por la noche nos subimos al hostal rural, picamos algo para cenar en plan informal y no tardamos demasiado en irnos a la cama que la ruta del día siguiente iba a ser dura pero emocionante.


Nos levantamos a una hora prudencial y desayunamos tranquilamente en el hostal. El coche había traído unas cuantas cosillas para ahorrar en gastos y nos hicimos unos cafés con unos bollos o algún sandwich. Pasamos a llenar los depósitos en la gasolinera y comenzamos nuestra ruta dominical. Una vez que salimos de Candeleda, a muy pocos kilómetros entramos ya en Extremadura iniciando la bajada por el valle de la Vera. Otro día fantástico, sol, buena temperatura y unas carreteras prácticamente solitarias bajando el valle, aunque a la altura de Jarandilla de la Vera, nos encontramos con algunas motos haciendo una subida por unas carreteras perfectamente asfaltadas y peraltadas. Es imposible no soltar algo de adrenalina de vez en cuando. En Cuacos de Yuste nos desvíamos por la carreterita preciosa que va a Garganta la Olla donde hicimos una parada para tomarnos un aperitivo y hacer alguna que otra compra de gastronomía local.


Continuamos nuestra andadura por la CV-561, un precioso puerto que sube hasta Piornal y que corona con el valle del Jerte, las vistas desde arriba son impresionantes. Aquí ya bajó un poco la temperatura pero el sol no nos quiso abandonar en ningún momento, cosa que le agradecimos personalmente. Bajamos por el valle del Jerte pero, como nos temíamos, no había aún ninguna señal de floración, una verdadera pena pero estoy seguro de que otro año nos deleitaremos con ese espectáculo pre-primaveral. Hicimos una breve parada en la gasolinera que está junto a la N-110 y pasado Cabezuela del Valle comenzamos la ascensión del puerto de Honduras. La verdad fue una increíble sorpresa ver que lo han reasfaltado, ya que la última vez que estuvimos (fue ya hace unos añitos), el asfalto estaba bastante estropeado. No pudimos evitar pararnos en la cumbre a contemplar ambos valles, cada uno por un sentido (Jerte y Ambroz).




Ya únicamente nos quedaba bajar el puerto por la ladera del Ambroz y unirnos a las chicas del coche rojo que ya nos estaban esperando en Hervás (puesto que ellas decidieron ir por Plasencia y no subir el puerto). Nos tomamos algo en Hervás, comimos y como ya se nos hizo bastante tarde iniciamos la vuelta por autopista hasta pasada la estación de La Covatilla en Salamanca donde volvimos a coger la N-110 para ir dirección Ávila. En Ávila volvimos a llenar el depósito y tuvimos que abrigarnos más seriamente ya que desde Ávila hasta San Lorenzo del Escorial (ya en la Comunidad de Madrid) hacía bastante fresquete.

Siempre es un lujo hacer una ruta por estas tierras.

¡¡¡Hasta la próxima!!!

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