viernes, 23 de noviembre de 2012

Córcega y Cerdeña, las grandes islas mediterráneas: Junio de 2011

Crónica de nuestra ruta en motos de carretera y trail por Córcega y Cerdeña.

Esta vez decidimos hacer una ruta por unas islas. Después de hablarlo, organizar los tracks y ver los horarios de los ferrys, decidimos hacerla por Cerdeña (que conocíamos ya algunos) y Córcega. Fue todo un acierto y desde la aventuraeslaaventura os la recomendamos sin ninguna duda. Es una de las más bonitas en asfalto que hemos hecho.


Compramos los billetes del ferry vía web en la página de Grimaldi. Como la ida es nocturna y la vuelta diurna, pillamos ida en camarote interior y vuelta sin asignación. Al ir a comprar, vimos que nos regalaban el transporte de un vehículo tanto a la ida como a la vuelta, así que compramos en 2 tandas (4 y 3) de esta forma nos regalaron 4 vehículos (2 ida y 2 vuelta), la página es una mierda ya que si comprabas los 7 de golpe solo te regalaban 2 vehículos. El total del viaje en ferry para los 7 con las 7 motos y los dos camarotes de ida fueron 1.030 €.

Como ya hemos comentado antes, preparamos un track con las etapas que pensábamos hacer, que luego fue modificado por causas ajenas a la organización ;P
Cerdeña 



Córcega
 
 
Primer día: Madrid - Barcelona
Itinerario 602 Km
Como el ferry salía el viernes a las 10:15 de la noche teníamos que estar a las 9 ya que había que embarcar las motos, así que quedamos a la 1 en una gasolinera de la A-2 para poner rumbo a Barcelona, esta etapa fue una paliza ya que son 600 Km con hora de llegada y a un ritmo alto, después de unas paradas técnicas a 50 Km de Barcelona tuvimos la primera incidencia, Raúl notaba vibraciones y ruidos en la rueda delantera, nos comentó que en una revisión le dijo el mecánico que tenía el rodamiento de la rueda trasera roto y que debería cambiarlo y sí, se le olvidó, jajaja. Bueno, al final los últimos 50 Km los hicimos a un ritmo moderado y llegamos al puerto un poco justos pero llegamos.
Fuimos a por los billetes y nos escoltaron a la zona de embarque donde esperamos a que embarcaran todos los trailers, autocares y coches, dejándonos a todos los motoristas para el final. Además como el ferry después de Cerdeña continúa hasta Civitavecchia, ya en la península itálica cerca de Roma, pues los vehículos que van a Cerdeña entran los últimos, ya que luego salen primero.
La espera fue larga embarcando entorno a las 12, nos sujetaron las motos y subimos al camarote a cambiarnos de ropa para cenar algo y dar un paseo por la cubierta.
Después de cenar, charlar un tato y 2 ó 3 de cervezas, nos fuimos al camarote a descansar, ya que el viernes fue un día intenso, se notaron los más de 600 km por autopista.
Segundo día: Porto Torres - Palau
Itinerario 226 Km:
Llegamos a Porto Torres alrededor de las 12, fuimos los primeros en desembarcar (algo tenía que tener el embarcar los últimos) y buscamos un taller, perdón “el taller”, para ver si se podía hacer algo con el rodamiento de la rueda trasera, nos acompañó un paisano muy amable que nos dijo que después nos pasáramos a tomar unos vinos y nos hubiera gustado aceptar la oferta pero se nos hacía tarde ya que el barco llegó con retraso.
Después de hacernos entender cuál era el problema nos dijo que él no podía arreglarlo ya que no tenía piezas y casi era la hora de cierre. Le preguntamos si habría algún problema en Oristano (que es donde se suponía que estaríamos el lunes) y nos dijo que no, pero que fuéramos “piano, piano”, mas o menos a 50 Km/h, jajaja, si él supiera como le zumbó más tarde fliparía.
Una vez que volvimos a tomar rumbo (rechazando los vinos con todo el dolor de nuestro corazón), cogimos la ruta de la costa hacia el norte, pasamos por las fabulosas playas hasta pasar Castelsardo, con un sol y una temperatura perfecta (quizá algo ya de calor, unos 26 grados). Unos kilómetros más adelante nos adentramos en el interior hacia Tempio Paussania por unas carreteras muy bien asfaltadas y con trazados más que recomendables para ir en moto.
Como ya era algo tarde, nos paramos en un pueblo para preguntar donde se podía comer y nos dijeron que en Nulvi, así que nos salimos de la ruta y en el primer sitio que vimos paramos, qué fallo!! no era un restaurante sino un bar y allí no es como aquí, en los bares no tienen bocadillos, pero como tenía unas pizzas envasadas al vacío pues es lo que nos endosó y creemos que las tenía congeladas porque estaban algo frías por el medio, pero con el hambre que teníamos nos dio igual, y además ya nos hicimos con las primeras Ichnusas fresquitas (la cerveza local sarda que está riquísima, para los degustadores de la Mahou, es bastante similar).
Retomamos la ruta y pasamos por una zona montañosa hasta llegar al lago de Coghinas, poco antes a Iván le dio un tirón en la pierna izquierda (por falta de práctica) y no podía usar el cambio, así que parada en la cuneta de cualquier forma, ayuda para poner la pata de cabra y estiramiento correspondiente jajajaja.
Como se nos estaba haciendo tarde pensamos dejar la costa Esmeralda para el día siguiente y subir directos a Palau para buscar alojamiento. Cuando llegamos estábamos subiendo por una cuestecita (pedazo cuesta) cuando Bavieca, el “caballo” de Richi, se tumbó un rato a descansar y a rumiar ;P. Cuando conseguimos levantarla nos dividimos para buscar alojamiento y encontramos un camping, el Baia Saraceno, en el que nos dejaban 2 bungalows por 149 € (con tasas y sabanas), la verdad es que los bungalows no eran nada del otro mundo pero nos gustó por su restaurante y su cercanía a la playa (a unos 40 metros de los bungalows), era un pequeño embarcadero para zodiacs y barcas similares, ya que el agua estaba muy calmada y cristalina (como todas en Cerdeña), aunque sobre todo nos gustó por su restaurante ;).
Fuimos a cenar al propio restaurante del camping ya que era algo tarde y tenía buena pinta, no había mucha gente y cuando entramos lo revolucionamos todo, la camarera al principio nos pareció un poco seca ya que cada 2 minutos la teníamos allí preguntando si ya sabíamos que queríamos, a la tercera vez nos mando de un gesto a la mierda, pero como lo íbamos a saber si teníamos que preguntarnos entre nosotros qué significaba cada cosa, jajaja.
Al final pedimos y todo estaba buenísimo (la famosa pasta con botarga y la pasta del chef a la marinera, una parrillada de carne, un riquísimo cannonau joven y un fresquito vermentino de gallura blanco para acompañar la ensalada de pulpo y la de la casa). A la camarera nos la metimos en el bote porque después de ponernos hasta arriba, le preguntamos que nos aconsejara unas pizzas recién hechas en el horno de leña y le pedimos un par, y después de todo esto, le pedimos copas y las sirvió generosas, que acabamos tomándonoslas fuera en la terraza que tenía el restaurante con una temperatura nocturna envidiable. Cuando ya vimos que tenían todo recogido decidimos irnos antes que nos dijeran que nos fuéramos, no recuerdo por cuanto salió pero no fue muy caro.
Tercer día: Palau - Orosei
Itinerario 249 Km:
Nos levantamos temprano para desayunar en el camping unos capuccinos y unos bollos de lo que tenían, y cargamos las motos para salir de Palau. Antes de irnos vimos cómo una pareja suiza iban con el equipaje de 2 personas, tienda de campaña y demás enseres increíblemente organizados en la moto, hasta les aplaudimos cuando recogieron y se fueron, nos quedamos como tolis diciendo: eso son cojones ;). Nos dirigirnos hacia el cabo de Orosei, más al sur. Como la jornada anterior no pudimos pasar por la costa esmeralda, esta vez sí lo hicimos.
Nos dimos un buen baño en una de sus espectaculares playas (Romazzino). Es una de las playas en las que tienes que pagar en el parking pero al ir en motos nos salió barato, aunque no en todas las playas cobran por aparcar, pero esta nos venía que ni pintada para tener las motos muy cerca de la arena. Aquí Raúl (alias a buje abierto) compró su toalla sarda regateando por poco precio (le pedían 35€ y la compró por 12€), Iván hizo uso de su snorkel para hacerse unos buceos. En la misma playa hicimos un poco de nudismo al vestirnos enseñando los muñequitos y de vuelta a las motos. Continuamos nuestro camino hacia el Goflo Aranci hasta que llegamos (como buenos españoles) a intentar comer a deshoras (para ellos, claro) en Olbia, ya una ciudad más grande.
Al final no nos costó mucho encontrar un restaurante, en el primero que entramos a preguntar nos dijo que nos podía servir un menú compuesto por gnocchetti con carne y salsa de tomate y de segundo una parrillada de pescado variado con unas ensaladas, la verdad es que la parrillada era muy generosa (nos costó terminarlo y mira que comemos ¿eh Kali?), estaba compuesta de unos boquerones y calamares rebozados y unos salmonetes y algo parecido a la dorada pero más pequeño a la plancha, todo regado con cerveza, agua y refrescos, postre, café y unos digestivos (limoncello). El precio por persona fue de unos 22€ +o-.
Después hicimos la digestión sobre las motos dirección Nuoro y entramos en una zona de curvas con un asfalto muy bueno. Aquí nos engorilamos un poco la verdad, el trazado era perfecto, subidas, bajadas, curvas cerradas, semicerradas, y la verdad el paisaje acompañaba. En este tramo pusimos unas mini cámaras en las motos para grabarnos y Luis, Richi, Álex y Sergio tiraron a un ritmo ya bastante alto, a este ritmo nos acompañaba aquí el amigo “a buje abierto” sin tenerlo reparado, UN TIRÓN DE OREJAS para él la verdad, pero bueno, no se pudo resistir. Al final del tramo a Sergio se le calentó el freno trasero, vamos que la GS500 pasó a tener dos embragues, uno de mano y otro de pie ;).
Después de este desenfreno ;P, llegamos a Nuoro y el buje de Raúl parecía que no aguantaba mas, así que pensamos finalizar nuestra ruta en Orosei y llevar la moto al taller al día siguiente, una vez allí nos dividimos buscando alojamiento y encontramos un hotel por 210€ (Albergo Hotel S’Ortale). Después empezaron las asambleas para ver que hacíamos al día siguiente, todo esto sin saber qué le iban a decir a Raúl de su buje jajaja, al final decidimos tomar la decisión al día siguiente pero con idea de pasar el día por la zona e ir a dar una vuelta en las zodiacs, allí llamadas gomonis, para ver los acantilados y bañarnos en las calas, que de otro modo son inaccesibles.
Cenamos en una pizzería que conocían Sergio y Richi (el año pasado estuvieron en una casa en Orosei) y ¡nada que ver con el telepizza! tenían una carta con 4 o 5 hojas con diferentes pizzas, a un precio irrisorio, 6 o 7 €, las pizzas eran grandes, finas y estaban buenísimas, y por supuesto recién hechas en horno de leña. En una segunda tanda le preguntamos a la chica (majísima y embarazadísima por cierto) ¿oye qué pizza nos recomiendas?, aunque están todas buenísimas, entonces ella dijo: sin duda, la del cazador, pues ya ves que si nos cazó, estaba TREMENDA!!!!!. Cuando tenían pinta de cerrar, al ir a pagar nos preguntaron los paisanos sobre lo que estaba pasando en Sol y allí estuvimos arreglando los dos países (unos cagándose en nuestra clase política y otros en la suya ;)), hicimos nuestra pequeñísima revolución en una pizzería y nuestro pequeño homenaje al #15M. Además les preguntamos sobre algún taller de moto y nos dijeron que lo teníamos al lado del hotel y que abrían a las 8 o las 9, así que nosotros acordamos quedar a las 10 y que Raúl fuera a las 9 con la moto al taller.
Cuarto día: Orosei - Cala Gonone - Orosei
Itinerario 30 Km:
Al levantarnos Raúl nos trajo noticias frescas del taller, había llevado la moto y el mecánico le dijo que en un par de horas le decía algo, así que poco después del desayuno nos acercamos a ver que le decían. El mecánico nos enseño la moto con la rueda desmontada y confirmó que el problema eran los rodamientos.
Si, le dimos un par de collejas ;P. Además se llevó por delante las pastillas de freno traseras. Nos dijo el mecánico que a las 5 tenía la moto lista. Ya sabiendo que teníamos que pasar el día por la zona pensamos alquilar una gomoni, así que pusimos rumbo a Cala Gonone, una vez allí mientras unos preguntaban precios en todos los puestos, otros fueron a un supermercado a comprar unos embutidos, pan de molde, agua, refrescos y vino. Al final alquilamos una gomoni de 12 plazas por 50€ + gasolina, nos dieron un mapa de la zona con las calas donde podíamos parar y nos dijeron que teníamos estar de vuelta de 5:30 a 6. Después de explicarnos un poco el funcionamiento, las normas y poco más nos dejaron solos y pusimos rumbo sur para empezar nuestra aventura acuática.
El manejo es muy sencillo, solo tiene un volante, una palanca con 2 posiciones, pa’lante y pa’tras, y un botoncito para subir y bajar el motor (para acercarse a las calas y no joder la hélice). La velocidad no era muy alta pero había que tener cuidado ;P
Qué no! Que es coña, se tiró él.
Las vistas espectaculares, el agua azul turquesa y como una balsa de aceite y los trompos una pasada XDDD. Llegamos a la primera cala, Cala Luna, y allí pusimos en práctica las enseñanzas de acercamiento a costa con el motor levantado y los remos, fue un show, seguro que la gente que estaba por allí pensarían que estábamos locos, remando para la costa, no, que estamos muy cerca, vuelta a mas profundidad, que estamos muy lejos, así un rato y luego con el ancla, que si tíralo lejos que si más cerca, pfff.
Después de unos bañitos, fuimos a otra cala para comer, junto a Cala Goloritze, esta vez acercamos la barca algo mas, nos subimos a unas rocas a comer y como no amarramos bien el ancla las olas nos encallaron la barca en la playa. Nos costó un poco sacarla ;P.
 
Cuando logramos sacarla pusimos rumbo norte para volver a puerto, pero antes paramos en otra cala en la que no había nadie. Y ya cerca de puerto como aún teníamos algo de tiempo después de unos trompos, unos decidieron practicar su estilo de salto desde barca.
Cuando estábamos entrando a puerto en Cala Gonone, al “práctico” Richi le echaron la bronca porque iba muy rápido, seguro que nos vieron hacer trompos y pensaron que la íbamos a liar ;P. Bajamos y uno acompaño al encargado a llenar el depósito para ver cuanto habíamos gastado, 40€ en gasolina, por lo que en total nos costó pasar el día entretenido solamente 90€.
Cogimos las motos y volvimos a Orosei a por la moto de Raúl, la reparación le costó ¿160€?. Sergio aprovechó y se compró unos guantes de verano ya que tenía problemas en las paradas para ponerse los guantes de invierno (mira que hay que ser burro de llevarse los guantes de invierno) porque se le hinchaban las manos.
La comida típica era el cochinillo y queríamos probarlo, por lo que buscamos un restaurante que nos lo sirviera sin tener que pedirlo con antelación. Lo encontramos y a eso de las 10 fuimos a cenar el “famoso” cochinillo. Al tomarnos nota nos dijo que solo le quedaban 5 raciones así que también pedimos cordero y jabalí en salsa junto con unas ensaladas y una lasaña. Nos trajo 2 fuentes, como no sabíamos si eran las 5 raciones le preguntamos y él dijo que iba a mirar si le quedaba mas, coño si nos sirves 5 raciones y te preguntamos si son 5 raciones nos tienes que decir que sí, no que vas a mirar si hay más!! La verdad es que era poca cantidad, el precio creo que eran unos 30€ por cabeza.
Luego nos fuimos a tomar unas copas en un bar que hay cerca y cuando estábamos en la puerta discutiendo si tomarla ahí o buscar otro, nos asaltó un paisano de la toscana, Paolo, que lleva trabajando en Barcelona 8 años y que estaba pasando allí unos días de vacaciones, le dijimos que estábamos haciendo una ruta por Cerdeña y Córcega en moto y nos contó que había tenido una Ducati junto con sus aventuras y desventuras para con la marca Italiana. Le hablamos de nuestra mala experiencia en el restaurante, no porque no estuviese bueno, sino porque fue escaso (el tema del cochinillo), y nos dijo que eso en Cerdeña era raro ya que a la gente de allí le gusta que los turistas queden satisfechos, él mismo había pasado el día en el bar ya que le habían invitado a una parrillada que hicieron allí y que le había costado 10€ + bebida (al bar), para haberlo sabido antes, nos dijeron que para otra vez ya sabíamos, que empezaron ya hacer la chasca y a beber cervezas desde las 10 de la mañana ¡¡¡madre mía!!!. También hablamos con el dueño del bar (Maximilian), muy majo también. El cuarto por la izquierda (el de la bolsa de vespa) es Paolo y el del polo verde, Maximilian.
Cuando regresamos al hotel montamos una asamblea, contando las batallitas que liamos de pequeños y no tan pequeños ;P en la terraza de una de las habitaciones y subieron a echarnos la bronca por el escándalo que estábamos organizando.
Quinto día: Orosei - Santa Teresa de Gallura
Itinerario 335 Km:
Como habíamos perdido un día en nuestro planing inicial, decidimos ir hasta Fonni y dependiendo de la hora decidir si seguíamos hacia el Oeste o ir hacia el Norte ya que esta noche la teníamos que pasar en Santa Teresa de Gallura o Gallola o Gatuna o como se llame ;P.
El primer tramo, desde Dorgali hasta Tortoli, fue espectacular, la carretera recorre unos 60 Km por una sierra casi en su cima, así que os podéis imaginar, curvas, curvas y mas curvas, casi sin subidas ni bajadas, la carretera en muy buen estado, muchas motos, unas vistas preciosas y alguna que otra vaca.
Ya cerca del final, en una de las paradas, Bavieca quiso probar de nuevo el suelo y costó que volviera a la verticalidad.
Cuando llegamos a Fonni paramos en un supermercado ya que era “nuestra” hora de comer y como queríamos reducir los gastos pensamos en comprar pan y embutido para hacernos unos bocadillos, nos los comimos en la misma puerta. Como estaba claro que no nos daba tiempo a llegar hasta Oristano decidimos coger la nacional y subir hasta Stª Teresa.
Ya cerca de Stª Teresa algunos tenían el deposito seco, así que en una gasolinera los primeros pararon pero debido a que había habido un corte en el grupo, los siguientes no “vieron” la gasolinera y siguieron, Richi que iba el último, si que la vio y en plan Guardia Civil fue dando caza uno a uno para que pararan, el que más le costó fue Raúl al que cada vez que se acercaba y le pitaba, hacía oídos sordos y le daba mas cera. Por lo que la llegada fue muy escalonada, menos mal que el pueblo no es muy grande y todos fuimos a parar al mismo sitio.
Aquí nos volvimos a dividir, unos a buscar gasolinera y otros a preguntar por los ferry’s a Córcega, las taquillas estaban cerradas así que solo pudimos ver los horarios, hay dos compañías y 3 ó 4 rutas al día por cada una mas o menos a la misma hora, por lo que decidimos ir a las 9 y dependiendo del precio coger uno u otro. Esta noche la pasamos en un B&B que nos daba 2 habitaciones (de 4 y 3) por 20€ cada uno (desayuno incluído). Nos tomamos unas Ichnusas en la terraza del propio B&B y la verdad, tuvimos un spanish flashback, si señores sí, nos pusieron unas tapas como dios manda, así que repetimos otra ronda. Ya cuando bajaron todos de la habitación después de ducharse, nos fuimos a buscar restaurante para cenar, dando una vuelta por el pueblo y al final elegimos una pizzería normalita, más rollo fasf-food que otra cosa pero era tarde, estábamos cansados, teníamos que mirar un poco por nuestra economía y no queríamos montar otra de nuestras asambleas para elegir un sitio chulo para cenar.
Sexto día: Bonifacio - Ajaccio
Itinerario 211 Km:
Después de levantarnos y desayunar, nos dirigimos al puerto y preguntamos precios en las dos compañías pero no había casi diferencia, pensábamos que la ida y vuelta saldría más barata pero como no nos gustaban los horarios de vuelta (o eran muy pronto por la tarde o ya muy tarde) y además había que dejar el horario cerrado, preguntamos el precio de sólo ida y tampoco había diferencia, así que compramos sólo ida en el siguiente ferry.
Cuando vimos lo de low cost nos dio la risa, ya que proporcionalmente el precio del ferry Barcelona-Porto Torres es más barato, no os digo mas, el precio por persona y vehículo fue de 36,50 €. En la zona de embarque había un grupo de motos Harley Davidson, pertenecían a un club de Marsella, en la costa azul. Estuvimos charlando con algunos de ellos y nos estuvieron preguntando por dónde íbamos a pasar por Córcega, de donde veníamos, lo típico vamos, una charla amena mientras esperábamos el embarque.
En el ferry las motos las ataban un poco cutre, nada que ver con el anclaje que nos hicieron en Grimaldi, supongo que tendrá que ver la duración del viaje y que el mar parecía una balsa de aceite.
El ferry iba saliendo poco a poco, maniobrando para darse completamente la vuelta, y así alejarse de Santa Teresa de Gallura, poco a poco el torreón de piedra se iba haciendo cada vez más pequeño.
Las vistas llegando a Bonifacio (ya en Córcega) son espectaculares, ya que si el día está despejado desde Santa Teresa de Gallura se ven sus acantilados de piedra blanca, pero conforme íbamos acercándonos en el ferry, las nubes estaban bajas y había bruma, una pena pero bueno, ya al estar prácticamente llegando iba desapareciendo poco a poco. Bonifacio es un pueblo precioso, con la fortaleza en lo alto, junto a su ciudadela. Lo más espectacular son sus acantilados que, la propia naturaleza hace de canal estrecho para la entrada de los barcos, en resumen es un puerto natural de piedra.
El viaje dura aproximádamente una hora, a la llegada queríamos hacer un briefing pero nos dijeron que teníamos que irnos de allí, así que entramos en el pueblo y paramos en un paso de peatones, a los 5 minutos teníamos allí a la policía libreta en mano y les dijimos que nos íbamos ya, se quedaron un rato preguntándonos, en plan buen rollito, que de donde veníamos y a donde íbamos y nos desearon buen viaje.
En general las carreteras en Córcega son mucho peores que en Cerdeña, o eso, o es que elegimos las peores, muy bacheadas y muy estrechas, por otro lado el tema de la señalización horizontal mejor, en Cerdeña muy pocas líneas discontinuas provocando que todo el mundo, motos, coches y ¡camiones!, adelante cuando ve que puede, sin embargo en Córcega casi todas las lineas eran discontinuas, incluso en zonas con poca visibilidad, dejando al conductor que tome la decisión y en zonas con muy poca visibilidad con lineas continuas, dejando claro dónde no debías adelantar ni de coña, donde en Cerdeña tenías que mirar si en esa linea continua tenías o no visibilidad. Por otro lado Córcega, quizá es más salvaje, más montañosa y estéticamente más bonita que Cerdeña en líneas generales. Digamos que todo Córcega es similar a la del parque natural de Orosei de Cerdeña, pero en cambio Cerdeña es más cercana, su gente es más amable, más pasional, más latina ;).
Respecto a la gasolina, el precio es un poco más caro que en Cerdeña unos 5-10 céntimos más. En Córcega no bajaba de 1,60€, mientras que en Cerdeña llegamos a repostar por 1,48€. Una cosa que me llamó la atención es que existen dos precios en casi todas las gasolineras, uno en autoservicio y otro en que te lo sirve el gasolinero, además los fines de semana todas las que vimos a la hora que fuera están cerradas, pero tenían un cajero automático en el que metías un billete y podías repostar.
Bueno después de esta reflexión con la diferencia entre los dos países, sigo con la crónica.  Continuamos nuestra ruta por la carretera de la costa oeste de la isla, a los pocos kilómetros paramos en un mirador a hacernos unas fotos frente a una cala de ensueño, la típica cala con el agua azul turquesa y el velero en el medio.
Cómo no, decidimos tomarnos algo en un chiringuito como primera parada, probamos la cerveza local corsa, Pietra, la verdad nada mala aunque sigo prefiriendo la Ichnusa sarda, típica cerveza italiana tan similar a las nuestras. Esta vez nos adentramos un poco en el interior de la isla, los paísajes espectaculares y las carreteras pues no eran uniformes, había de todo tipo, las había bien asfaltadas pero también había carreteras estrechísimas y con un asfalto más que estropeado aunque eso sí, nos acompañaba una temperatura demasiado agradable y la isla fue tiñéndose de un color verde, conforme nos alejábamos de la costa. Nos paramos en un pueblecito a echarnos un agua riquísima que salía de una fuente de piedra y nos topamos con el primo de trancas y barrancas, eso sí un poco moreno por el sol ;).
En este pueblo los de las Hondas andábamos un poco escasos de combustible, así que preguntamos a cuantos kilómetros estaba la gasolinera en nuestra ruta, nos dijeron que estaba a 21 Km o eso entendimos, así que mientras el resto jugaban como niños en la fuente, las dos Hondas se pusieron en marcha. A la salida del pueblo entramos en una zona boscosa que parecía que había sufrido un incendio y a los pocos kilómetros nos encontramos con unos parches en el asfalto llenos de gravilla y alguna zona con trabajadores, supongo que sería para reparar los destrozos provocados por el incendio ya que en general la carretera estaba en buen estado. Al salir de esta zona, Raúl volvió a probar su nuevo buje y se perdió en la lejanía, Iván después de pasar la zona de grava, por su falta de experiencia, aún seguía un poco preocupado por el estado del asfalto y por unos astados encontrados cerca de la cuneta, bueno, más bien, en medio de la carretera ;P. Unos kilómetros después llegó a donde le esperaba Raúl y a unos 200 metros había un cruce con unas adolescentes en una scooter paradas, así que Iván en vez de parar al lado de Raúl, se adelantó con intención de preguntar por la gasolinera (o eso dice) y como no entendían la lengua de Cervantes, utilizó el lenguaje universal de señalar el depósito y decir alto y despacio “gasolina”, las chicas dijeron algo y enseguida pusieron pies en polvorosa. [inciso] imaginaros que alguien se os acerca en mitad de ninguna parte y señala lo que tenemos entre las piernas, mmm, no, eso no, el depósito de gasolina!! y dice algo que no entiendes. Yo también pondría pies en polvorosa y más si soy una chica ;P [/inciso]. Al final encontramos gasolinera y seguimos con el itinerario.
Siguiendo con el itinerario, decidimos parar en un Carrefour (haciendo alegoría a la patria francesa) y comprar para hacernos unos bocatas pero como vimos que tenían comida caliente hecha, al final compramos unos pollos asados que nos supieron a gloria y unos gazpachos para beber (haciendo esta vez alegoría a la patria de al andalus), que con el calor que hacía nos refrescaron lo suficiente, para poder continuar nuestra ruta, aunque al final también compramos para hacernos unos bocadillos de atún con tomate (pero guardamos la materia prima para otra ocasión).
Continuamos nuestras andanzas acabando el interior de la isla para dirigirnos otra vez hacia la costa, nos faltó tiempo para parar en la primera playa a refrescarnos. Era ya por la tarde pero vimos una especie de chiringuito, que luego resultó ser una especie de pequeño supermercado al lado de la playa, con lo que compramos unas cervezas, coca colas y agua y nos dimos un buen chapuzón.
Ya pensábamos en ir buscando un sitio para dormir, puesto que Córcega, al ser Francia, con el tema de los horarios es un poco complicado para el típico español de a pie. A unos pocos kilómetros, en Porticcio, vimos unos cuantos sitios, así que nos dividimos:
  1. Kali y Raúl se fueron a un camping pero estaba cerrada la recepción (parece que quieren tener vida después del trabajo) y un albergue en el que ya no había plazas pero les dijeron que había un tío que podía darnos alojamiento, cuando llegó le dijeron que eramos siete y él dijo que le siguieran cuando se pusieron el equipo el tío se había largado haciendo ruedas dejándolos plantados.
  2. Luis y Álex fueron a preguntar a un hostal que resultó ser una especie de comuna hippie pero que también estaba  todo completo (la verdad todo un tanto mosqueante), preguntaron en un par de sitios más pero con la misma suerte.
  1. Richi, Iván y Sergio fuimos a Ajaccio, y a la entrada preguntamos en un hotel, nada, todo completo y bastante caro la verdad. Dimos unas vueltas por la ciudad y volvimos a preguntar en otro hotel, otra vez todo completo. Vimos la indicación de un camping dentro de la propia ciudad, subiendo una cuesta y nada llegamos allí, la recepción estaba cerrada pero nos vio la mujer y decidió abrirnos, pero con voz bastante seca nos hacía entender que todo estaba completo, además los bungalows no suelen alquilarlos para una noche sola. En fin, que ya iba pasando el tiempo y se ponía un poco complicada la cosa. Decidimos preguntar en un par de hoteles más. Iván se fue a preguntar a uno y Richi a otro. Ambos volvieron con cara de pocos amigos (bueno, de pocas plazas mejor dicho). Efectivamente estaba todo completo pero al menos les explicaron qué ocurría. Simple y llanamente que estaba todo reservado hacía 4 semanas, ya que se celebraba la “regata imperial” en Ajaccio y alrededores, que debe ser como la que se celebra en Mallorca. Decidimos llamar a la otra parte de la expedición para decirles cuál era la situación y que si podían preguntar en una pensión que nos fijamos al venir hacia Ajaccio pero con pocas esperanzas.
Luis y Álex llamaron diciendo que habían encontrado algo, caro, pero que podíamos dormir, así que Richi, Iván y Sergio, fueron en esa dirección y se cruzaron con Kali y Raúl que iban en dirección contraria, ya juntos llegaron al “hotel”, el sitio era un poco cutre y caro, 35€ por persona sin desayuno.
Nos comentó el dueño que si queríamos cenar, que había un restaurante cerca al que iba a llamar para avisar que íbamos, después nos dijo que nos esperaban a las 10, casi era la hora pero queríamos cambiarnos así que le dijimos que daba igual y cuando íbamos a irnos nos convenció a que nos acercáramos, al llegar nos dijeron que era muy tarde y que no nos daban mesa, así que otro negativo al hotel.
Así que nos fuimos a Ajaccio a buscar restaurante sin muchas esperanzas, pensábamos que íbamos a comer algún bocadillo en algún puesto y contentos. Pero cual fue nuestra sorpresa que vimos una terraza y al preguntar nos dijeron que no había problema, eran cerca de las once!!!. No era un restaurante al uso pero tenía hamburguesas, algo de carne, ensaladas, pizzas, … Casi todos pedimos lo mismo, hamburguesas con ensalada y patatas, y pensábamos que la habíamos pedido poco hecha, pero debió ser lo contrario porque estaba mas pasada que la suela de un zapato, en fin, no estaba mal del todo.
Al volver al hotel, Richi e Iván se quedaron fuera a terminarse el cigarro y al entrar Iván y pasar por una habitación le sobresaltó un ruido muy fuerte, llamó a nuestra primera habitación preguntando si habían oído al “oso”, el resto pese a que ya estaban en la cama se levantaron a oír semejante rugido. A la mañana siguiente, contaba Raúl que parecía que las paredes se combaban por los ronquidos y Álex decía que intentó hacerlo callar con el famoso “tche, tche, tche” pero que no había forma, jajajaja.
Séptimo día: Ajaccio - L’île-Rousse
Itinerario 183 Km:
No desayunamos en el hotel ya que viendo la calidad de las instalaciones y el precio, 7 euros, pensamos tomar un café en cualquier otro sitio, así que fuimos a Ajaccio y paramos en la primera cafetería que vimos. Salimos de la ciudad y empezamos la ruta del día.
En esta etapa nos esperaba una carretera que seguía la linea de costa con muchos acantilados, las famosas Les Calanques de Piana y la reserva natural de Scandola. Un paisaje espectacular rocoso con tonos rojizos. Os podéis imaginar como eran las carreteras, algunos tramos eran buenos con muchas curvas pero anchos pero otros, donde el acantilado era más pronunciado, la carretera era muy estrecha y con muy poca visibilidad, eso si con unas vistas espectaculares.
En este tramo Sergio tuvo un pequeño susto. Entró en una curva cerrada, y al frenar y reducir de marcha, no debió meterla bien y se le salió la marcha, con lo que veía que ya no podía entrar bien en la curva por la parte derecha y se hizo literalmente un recto, menos mal que fue en la parte media-final de la curva y ya tenía visibilidad, y tranquilamente se salió de frente, donde había un escape amplio de tierra y un chiringuito. Lo mismo vio Ichnusa a lo lejos y le traicionó el subsconciente ;). Todo acabó en un pequeño susto, no pasó nada, menos mal que no iba muy deprisa y que no venía en ese momento ningún vehículo en la otra dirección.
En una de las paradas formamos asamblea para ver si parábamos a bañarnos o seguíamos para buscar alojamiento no sea que nos pasara lo del día anterior, unos querían bañarse y otros querían buscar alojamiento, cambiarse e ir a la playa, pero el problema es que el final de ruta de este día era en el interior, así que tiramos hasta el último pueblo costero de nuestra ruta, L’ille-Rousse, para allí tomar la decisión.
La decisión la tomó la moto de Álex, que ya nos había dicho que estaba teniendo algunos problemas para arrancarla y en L’ille-Rousse después de repostar, dijo que no quería arrancar ya.
Así que mientras unos buscaban una tienda de repuestos para comprar una batería, otros fueron a buscar alojamiento. Richi y Sergio fueron a un camping, como a un par de kilómetros, y lo de siempre, bungalows para una sola noche, no alquilaban, después se fueron a preguntar a un par de hoteles y la verdad, salía bastante caro, unos 40 - 45 € por persona. Raúl e Iván fueron a preguntar en otro camping y un motel, en el camping nos daban lo que al final fueron unos cuchitriles de 2 personas por 25€ más 5€ por sábanas, pero en el motel triunfamos, eran como unos apartamentos de 2 habitaciones con baño, cocina y terraza, todo por 146€.
Parecía que el problema de Álex se había solucionado con la compra de la batería, por lo que pensamos ir a la playa, preguntamos a la encargada y dijo que podíamos ir andando que estaba cerca. Después de refrescarnos un rato dimos un paseo por la costa para buscar una terraza donde tomar unas birritas pero estaba todo cerrado, así que volvimos al hotel a ducharnos para ir a cenar.
Fuimos al centro a dar un paseo mirando las cartas y en uno que tenía un menú corso con buena pinta nos asaltó una camarera en un mal español preguntándonos si queríamos cenar. ¡¡¡Cómo le íbamos a decir que no si nos hablaba en español!!!, así que nos sentamos en la terraza y empezamos como buenos españoles a hablar todos a la vez, ahora como teníamos una camarera que hablaba un poco de español, empezamos a preguntarla todos a la vez por los distintos platos del menú corso. Creo que se arrepintió de habernos hablado en español, jajaja. Como siempre empezamos a hablar entre nosotros, que si qué cogemos, que si ésto qué es, en fin, lo de siempre, les volvimos locos a la camarera simpatiquísima y al camarero que venía con la maquinita apuntando los platos (que no tenía demasiadas luces la verdad). Al final, entre otras cosas, pedimos pasta con cordero, pasta con jabalí, embutido corso, unas ensaladas, un cannonau para acompañar y su postre correspondiente.  Estaba todo muy rico y no nos salió muy caro.
Después de cenar nos fuimos a los apartamentos y nos tomamos unas cervezas fresquitas en la terraza, en vista de la temperatura tan agradable que hacía esa noche. Como había que acabarlas, ya que compramos unas cuantas, hasta Iván (que es el borracho de las coca-colas en toda su gama) tuvo que tomarse su botellín. Nos llamó la atención un vecino simplemente por estar hablando, vale que hablamos un poco alto pero tampoco era muy tarde, vamos que no era para ponerse así. Nos recriminó respeto (en francés por supuesto) en muy mal tono, vamos porqué no decirlo, bastante borde y bastante subnormal, en fin un francés demasiado francés ;).
Octavo día: L’île-Rousse - Porto Torres
Itinerario 330 Km:
Salimos temprano con la idea de hacer el tramo original, es decir, teníamos que hacer algunos kilómetros más, debido a que el día anterior por la batería de Álex tuvimos que acortar la jornada. Nos dirigimos hacia el interior y, como siempre en Córcega, pasamos por todo tipo de asfaltos, eso sí, nos acompañaba el precioso y salvaje paisaje interior durante todo el camino. Iniciamos la subida a un puerto de montaña en el que se veían a lo lejos los picos nevados del parque natural regional de la isla. Nos paramos a echarnos unas fotillos y vimos una pareja de austriacos en una Africa Twin preciosa, todo un clásico. Estuvimos hablando con ellos unos minutos, muy majetes.

Continuamos nuestro viaje hacia Corte, para luego así poder atravesar el parque natural regional de Córcega, ansiábamos mucho esta etapa ya que prometía ser una de las más parecidas a las del año pasado en pirineos, y de hecho los primeros kilómetros que pudimos hacer prometían un asfalto perfecto. A unos pocos kilómetros paramos para repostar y tomarnos un café en un bar junto a una carretera convencional, cuando Luis vino de la gasolinera con cara de “chicos, tenemos un problema”, y así fue tal como lo dijo: “chicos, tomaros el café rápido que tenemos un problema”. El problema era que después de echar gasolina, la moto de Álex, con batería nueva desde el día anterior, no arrancaba ni a la de tres, así que tocó de nuevo hacer asamblea a ver cómo nos organizábamos. Parecía que el problema podía ser el alternador, desde luego la batería no era. El problema era que teníamos que estar en Bonifaccio sí o sí como muy tarde a las 20:30, que era la salida del último ferry a Santa Teresa de Gallura (Cerdeña), desde donde vinimos, y la madrugada del día siguiente cogíamos el otro ferry de Porto Torres a Barcelona para iniciar la vuelta. Así que en una pequeña cuesta que había le empujamos para que pudiese arrancar y le dijimos que tirara sin parar a Bonifacio, que nosotros iríamos detrás, ya que cada vez que paraba o no revolucionaba mucho la moto, ésta se paraba y quién sabe cuánto duraría así.
Así lo hicimos, la pena fue no poder acabar la etapa por el parque natural, así que nos quedó pendiente, ya se hará en otra ocasión. Y la pena más grande fue que cuando llegamos a Corte perdimos a Richi y Álex que cogieron en una rotonda el desvío correcto y el resto nos fuimos por la carretera que entra en el parque natural, hicimos unos pocos kilómetros en subida y si el resto son iguales, en asfalto y curvas, la verdad es que está muy pero que muy bien. Richi se dio cuenta que nos habíamos equivocado, le dijo a Álex que tirara y, otra vez, en plan guardia civil fue dando caza uno por uno para darnos el alto. Poco después de retomar el camino correcto, hicimos una parada para tomar algo y sobre las 4 de la tarde aproximadamente nos reunimos todos en Bonifacio. Luis y Kali subieron a la ciudadela a hacer unas fotos muy chulas de los acantilados y del puerto natural de este maravilloso pueblo, el resto nos hicimos unos bocatas para comer que nos supieron a gloria con las latas de sardinas, atún y unos tomates que habíamos comprado unos días antes, que pese haber viajado en el baúl, aún no parecía gazpacho.
Cogimos el ferry (el precio por persona y moto, lo mismo que a la ida, 36,50 €) hacia Santa Teresa de Gallura, donde Luis y Kali se comieron el bocadillo. Poco a poco nos pudo el sueño a todos y caímos como niños en los asientos.

Al llegar a Santa Teresa de Gallura, ya un poco más despejados, hicimos otra pequeña asamblea para ver qué hacíamos, por la moto de Álex.
Al final decidimos ir por la costa hasta alguna playa chula, comprar unas cervezas y tomárnoslas junto al mar tranquilamente después de un baño. Así fue, nos dimos un buen baño (el último).
Cuando nos fuimos de la playa, ya era bastante tarde, como las 7 o las 8 aproximadamente, así que decidimos quitarnos la ropa técnica de moto en el parking y ponernos ya los vaqueros ¡un alivio! y retomar el camino hasta Porto Torres, a ver cómo se portaba la moto de Álex, si arrancaba o no. Volvimos a empujarla, arrancó y carretera y manta. Continuamos por la carretera de la costa, pero hubo unos kilómetros que la carretera obligaba a adentrarse un poco en el interior y tuvimos un tramo bastante majete de curvas. Se nos hizo de noche, paramos a echar el último depósito (calculando no echar más de la cuenta) en Italia y continuamos hacia Porto Torres. Al anochecer, tuvimos que ir escoltando a Álex, Sergio delante e Iván detrás, ya que no podía ir con luces debido a su problema con el alternador, una historia la verdad. A los pocos kilómetros, Sergio se pasó el desvío a Porto Torres y al final el grupo se separó. Fuimos por un lado Sergio e Iván, por otro Kali, Raúl y Richi, y por otro Luis y Álex, la verdad no sé muy bien cómo sucedió, pero así fue ;). Al final, nos comunicamos unos y otros por móvil y quedamos en una gasolinera a la entrada del pueblo y cómo no, nuestra pequeña asamblea nocturna. La moto de Álex ya no arrancaba ni a la de 3, totalmente out, así que para pensar mejor decidimos buscar un sitio cercano para cenar y dejar la moto de Álex aparcada y candada lo más cerca posible. Nos fuimos a cenar a un sitio muy agradable con una terraza interior y bueno, esta vez a la hora de pedir fuimos un poco más civilizados, aunque no demasiado. La verdad cenamos muy muy bien. Pedimos unos calamares a la plancha, pasta, risotto, sopa de marisco y de segundo unas pizzas riquísimas, y los omnipresentes Cannonau y Vermentino de Gallura, pero esta vez no pudimos con todo así que decidimos llevarnos las porciones de pizza que nos sobraron a cada uno (casi juntamos una pizza entera) en una caja para llevar. Al salir del restaurante vimos a Raúl y Kali con cara de “mensaca pizzero” y decidimos probar su equilibrio ;).
Como el barco no salía del puerto hasta las 6 de la madrugada y teníamos que estar allí (no llegaba a 1 ó 2 km) a las 5 aproximadamente, nos fuimos a tomar unas copas a un sitio que nos recomendó el camarero del restaurante. La verdad ni pensamos en la moto de Álex en ese momento jejeje aunque tampoco podíamos hacer mucho a las doce y media de la noche que sería en ese momento. Cogimos las motos y a un par de calles estaba el garito en cuestión, nos apalancamos en la terraza exterior y allí estuvimos tomando copas y parlamentando un buen rato, recordando un poco todo y riéndonos a carcajadas, vamos lo que se suele llamar, “descojonaos de risa”. Cuando se iba haciendo ya la hora de irse, esto quiere decir, cuando el garito cierra, serían como las 3 - 3:30, nos quedamos hablando con el dueño del garito, y la verdad unas risas, un tío muy curioso, de aspecto parecía como yanki, pero no, era sardo sardo.
Llegó la hora de la verdad, teníamos que ver que hacíamos con la moto de Álex, intentamos arrancarla pero o ya estábamos agotados o es que la moto dijo basta por lo que no pudimos, así que pensamos en la mejor forma de llevarla, pensamos en ir empujándola pero era una paliza, también pensamos en remolcarla juntando unos candados, hasta que Raúl llegó con una cuerda, ató un extremo a su moto, el otro lo sujetó Álex con la mano (para poder soltarlo en caso de necesidad) y a paso burra fuimos yendo hacia el puerto, parecíamos la comitiva real, Raúl tirando de Álex y el resto rodeándolos con las luces de emergencia encendidas. Y si, hay fotos ;P

Al final y sin incidentes llegamos a las cercanías del embarcadero y allí milagrosamente apareció un bar abierto a esas horas intempestuosas, así que hicimos una parada técnica antes de embarcar. Luis no enseñó como fue la entrega de llaves de su caballo, digo moto.
Menos mal que no llegamos más tarde ya que poco a poco fueron apareciendo más y más coches, sobre todo fiat 500, luego no enteramos que había una concentración de estos coches en Barcelona.
Después de hacernos esperar un par de horas, donde Raúl se quedó dormido encima de la CBF de Iván, por fin embarcamos y como íbamos sin asignación nos colamos en la zona de butacas para ver si podíamos dormir un poco.
 
Noveno día: Barcelona - Lleida
Itinerario 161 Km
Después de dormir lo que cada uno pudo, comimos unas hamburguesas en el barco (unos 6-7€ con bebida), pasamos la tarde en cubierta y por fin a eso de las 8 de la tarde llegamos a Barcelona.
Ya en el muelle Álex llamó al seguro para ver qué opciones tenía, al final dejó la moto en un taller allí, le dieron un coche de alquiler y se dio la paliza para llegar a Madrid del tirón (creo que paro a dar una cabezada ya cerca de Madrid). El resto teníamos previsto pasar la noche en el Formula 1 de Lleida, pero antes paramos en un bar de carretera para ver la final de la Champions y cuando vimos que iba a ganar el barça nos fuimos para que no se nos hiciera más tarde.
Llegamos al Formula 1 y cogimos 2 habitaciones (el precio por habitación: 29€ con desayuno), luego nos fuimos a cenar a un wok que había al lado que tenía buffet, así que nos pusimos las botas.
Décimo día: Lleida - Madrid
Itinerario 442 Km
Después de desayunar pusimos rumbo a Madrid primeramente por la N-II, donde tuvimos un percance, en un adelantamiento a un camión Richi pisó la linea continua, supongo que aun seguía pensando que estaba en Italia ;P, y nos paró una pareja de la Guardia Civil que iban en moto detrás del grupo, el Guardia Civil le dijo que como con cuatro años de carnet y una moto de 80 cv no le había dado caña para evitar pisar la linea y, palabras textuales: “no estamos hablando de velocidad, que todos somos moteros y sabemos que por esta carretera no se puede respetar la velocidad, fijaos, estos camiones tienen que ir a 80 y no bajan de 100, así que de velocidad no os estamos diciendo nada”, así que le cascó una multa que dentro de los 3 motivos que podía indicar le ponía la más baja y que no lleva retirada de puntos. Iván se libró de la multa pero no de la bronca, ya que en un adelantamiento venía un camión de frente que se apartó un poco a su derecha, nos dijeron que muchas muertes eran por esa causa. A Raúl también le cayó un rapapolvo diciendo que nada de sacar la pierna saludando al camión por haberse apartado un poco que esa carretera era muy bacheada y podía perder la estabilidad.
Bueno, ya con las orejas coloradas seguimos dirección Madrid, cuando llegando a Calatayud empezamos a ver que nos dirigiamos a Mordor, aquello no era una tormenta, era el diluvio universal, así que paramos en una gasolinera y como ya era algo tarde comimos unos sándwiches. Cuando escampó hicimos la última etapa hacia Madrid, aún hubo tiempo para una parada más, ya en Guadalajara, y una vez llegamos a la M-40 cada uno tiró hacia su casita.

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